miércoles, 6 de febrero de 2008

Hombre soy, Nada humano me es ajeno...

La experiencia fundamental a la que nos empuja Terencio, el poeta romano, la podemos equiparar a la experiencia cristiana y sobretodo al sentido de celebrar la cuaresma como camino de Pascua.
Efectivamente este tiempo que iniciamos hoy es un tiempo para caminar en humanización. Si la cuaresma no construye seres humanos preparados para "Honrar la Vida", porque la Vida es el único asunto que vale la pena, entonces poco sirven los ritos y cultos propios de este tiempo. Los invito, los increpo, a que descubramos este tiempo cuaresmal como el tiempo que nos introduce en lo más humano de Dios que al fin y al cabo es lo más divino: su apuesta por la Vida.