lunes, 23 de febrero de 2009

Caminando en una sociedad invisible...


Cada día que pasa en Guatemala siento que vivo en una sociedad invisible. Digo esto por que el miedo que nos agobia como ciudadanos está logrando que nadie mire más allá de sus propias narices. Nos estamos olvidando del otro. En este país que se nos "narcotiza", lo mejor es velar por tu propia seguridad y olvidarnos de que una nación es posible. Parece y lo digo con mucho dolor, que se nos han ido al trastero los sueños de ser un país. Quizá soñamos demasiado, quizá esperamos demasiado.


Trantado de comprender esta situación en la que estamos viviendo los guatemalteco, y creo que en el resto de Centroamérica también, me encontré con un texto del teólogo J.B. Metz, en su libro Memoria Passionis. Una evocación provocadora en una sociedad pluralista: "La catástrofe no consiste en la catástrofe, sino en que ya no somos capaces de percibirla en cuanto tal; más bien nos estamos convirtiendo progresivamente en voyeurs de nuestra propia decadencia".


Estremecedora y excesivamente realista la sentencia de Metz. Somos "espectadores", espero que aún no lleguemos al cinismo de disfrutar pensando que la violencia, o el "mal", mientras no nos toque, no importa presenciarla pasivamente. Estamos viviendo en una verdadera catástrofe, no se trata de determinar si el estado, o las fuerzas de seguridad colpsaron, eso es lo de menos. la catástrofe es peor aún: como proyecto humano, estamos fracasando. No somos capaces de generar una acción común-social que nos saque del letargo, que nos saque de nuestro papel de voyeurs sociales.


Sigo pensando que la Acción Ciudadana es el camino, aún no encontramos mecanismos que aglutinen esos esfuerzos para consolidar y crear ese espacio. La política tradicional está demasiado devaluada, las organizaciones sociales de antaño se corrompieron, los movimientos tipo ONG´s tampoco están libres de corrupción, los empresarios no siempre van sinceridad, las iglesias y experiencias religiosas tampoco tienen competencia para acuerpar un movimiento social.


Entonces ¿cómo hacer para visibilizar la voz del ciudadano de a pie? ¿cómo hacer para que pasemos de voyeurs a actores comprometidos? Me gustarái tener la respuesta pero no la tengo, simplemente sé que es tiempo de comprometernos, tiempo de creer en nosotros mismos, de construir una confianza cimentada en la honradez. Mi compromiso político, es decir ciudadano, es con eso, si nos vamos encontrando podremos ir reconstruyendo la memoria de una nación que no ha sido, de una sociedad invisible que necesita ser vista. ¿Nos comprometemos?


domingo, 8 de febrero de 2009

Anoche, mientras dormía...


No hace falta pasar mucho tiempo de vuelta en Guatemala para darse cuenta que la Esperanza sigue siendo lastimada, que la Vida se degrada y devalúa cada día. La violencia campea por las calles y la muerte no es nuestra hermana, como diría san Francisco, sino que es nuestro verdugo.

Anoche, viendo el resumen de noticias de la semana, pude ver la entrevista que, en un canal local, se le hizo a Carlos Castressana (jefe de la CICIG). Sobre ella me he quedado pensando toda la noche, a ratos despierto y a ratos dormido. La valentía de Castressana (desde mi perspectiva de ciudadano guatemalteco y creyente) es casi bíblica. Diría yo que, en tiempos en los que los que los creyentes de cualquier denominación se retraen a sus prácticas "espirituales", hombres como Castressana nos recuerdan la espiritualidad profética que se compromete con el cambio, con la metanoia (en lenguaje cristiano) de una sociedad en función de una vida equitativa y plena para todos.

Este español ha tenido el valor de decir, con cara abierta a la sociedad guatemalteca, que la impunidad y la corrupución, como generadoras de un estado fallido y de la violencia estructural que vive el país está enquistada en los grupos de poder: MP,OJ, legislativo, empresarios, etc., haciendo señalamientos concretos a personas e instituciones. Pero para que tenga éxito esta "quijotada" solo queda una cosa por hacer, a decir de Castressana: LA ACCIÓN CUIDADANA como vehículo y vínculo trasnformador de esta sociedad.

Es en este sentido que me uno a CICIG, los cuidadanos (no importa nuestra predilección ideológica o religiosa) tenemos que provocar al estado para que se reconvierta y se fortalezca. Es nuestra hora, es hora de decir BASTA, o como decía Mons. Gerardi refieriéndose a la bestialidad del conflicto armado ¡GUATEMALA, NUNCA MÁS!

Cada uno desde las plataformas que tenemos, desde los espacios que se nos conceden, desde las calles mismas (en manifestaciones abiertas, no violentas) debemos exigir este cambio. Ya lo hemos hecho en el pasado, En los 90´s, Jorge Serrano no se perpetúo en el poder gracias a las manifestaciones de lo que entonces se llamo Asamblea de la Sociedad Civil, Instancia Nacional de Consenso. Ahora nos toca desterrar la corrupción y la impunidad para erradicar la violencia de nuestras calles. El miedo no nos puede vencer. El miedo no puede ser mayor que nuestra capacidad creativa de construir un país diferente.

Hoy más que nunca se me hace vital el papel de la CICIG, hay que apoyarla y el mejor modo es tomando nuestra responsabilidad como actores de esta nuestra Guatemala. Por esa exhortación y por ese imperativo que Castressana y CICIG, hacen a los guatemaltecos, es que anoche, mientras dormía, pensaba en darle las gracias a este señor y a esta institución, y pensaba también en hacerme solidario con ellos, ese mismo llamado lo hago a quien lea este blog, y se sienta interpelado por nuestra realidad. Adelante, es nuestro turno.

lunes, 2 de febrero de 2009

Para decidir si sigo poniendo esta sangre en tierra...


Así empieza la canción "Razón de vivir" de Victor Heredia. Y así retomo yo esta bitacora. ha sido poco más de un mes sin acercarme, sin escribir. Y es que enero, para mí, siempre resulta violento. Siempre se me ha vuelto un tiempo de rupturas, quizá por esa nostalgia o angustia existencial que me acompaña, quizá por la necesidad de querer ver el horizonte con demasiada claridad. Sin embargo, a este enero se le suman 3 semanas de reuniones (Asamblea, Capítulo y Definitorio Provincial en San Salvador) y el resto del mes correrías para empezar bien el año.


Así es que hasta hoy puedo retomar este microciberespacio. Mientras escribo, no puedo dejar de pensar en lo Vulnerable de nuestras vidas (como dice el novelista chileno Pablo Simonetti), lo vulnerable que me he sientido este ulitmo año: muerte de Miguelito Méndez, Miguelito Iribertegui, Antonio Gomez y Jorge; todos dominicos, algunos más jóvenes que otros. Y a pesar de sus muertes, estamos aquí, tratando de enfrentar esta sociedad en la que cada día encontramos más argumentos, y todos razonables, para no creer.


Cada día, contra lo que muchos pueden afirmar, Dios se esconde más, y cuando más se le comprende menos es Dios (San Agustín decía: Cuando lo comprendes, entonces no es Dios). No cabe duda que, en este año de San Pablo, se nos hace una necesidad el tratar de comprender más y mejor "la kenosis", el anonadamiento, el abajamiento, la negación de Dios de su propia divinidiad. Quizá, en la medida en la que profundizamos en esta experiencia que San Pablo expone en sus escritos, podamos descubrir lo divino en las afueras de Dios.