sábado, 5 de enero de 2008

Nada tan eterno como lo efímero...

Estos primeros días del año me traen recuerdos de encuentros entrañables que tuve durante el 2007, como el regreso a Costa Rica, y a Guatemala, pero también de desencuentros como dejar a la gente que quise en España. Eso me ha hecho pensar en que aquello que perdura en nuestra eternidad, y por ende aquello que nos conforma como seres humano-divinos, es la capacidad de lo efímero. La capacidad de descubrir en lo instantáneo aquello que es fundamental para vivir: la felicidad, el amor, la justicia, el perdón, la amistad. Hoy más que nunca siento la certeza que si hay algo que nos puede hacer confiar en que hay una eternidad o que somos seres de eternidad es que existe lo efímero.

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