lunes, 17 de diciembre de 2007

Entonces ¿qué hacemos con esta salvación que nos ha sido obsequiada?

El domingo recién pasado Lucas nos recrea la pregunta que algunos seguidores le hacen a Juan, el Bautista, después de que éste ha predicado la conversión al camino del Reino y después de bautizar a varios de quienes le escuchan.

La pregunta que le hacen: ¿qué hacemos? no es sino reflejo de comprender que la salvación no deja a nadie inmovil. La salvación que viene de lo alto inquieta a quien se siente salvado, quizá por que lo peculiar de la salvación que anuncia el Bautista no es una salvación individual, sino una salvación para todos, ¿acaso no hemos sido creados para salvarnos y para ser como Dios mismo (Cf. 1a. Juan 3, 2-3). Por ello es que si reconocemos que somos salvados, nos sentiremos incitados a que otros también sean conscientes de esa realidad.

En todo caso ser conscientes de la salvación es ponerse a la práctica de aquello que refleja el Reino en esta realidad terrena y eso es seguir los criterios èticos que permitan que la dignidad del ser humano florezca e inunde la vida de toda la sociedad, por ello es que Juan responde:"No exijáis mas de lo establecido." "No hagáis extorsión ni os aprovechéis de nadie, sino contentaos con la paga."

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