jueves, 5 de marzo de 2009

La duda... principio de redención


Se ha dicho que el cristianismo, vivido como régimen cristiandad, produjo una forma absolutista de ver la vida. La duda no era admitida dentro de la experiencia de fe. En todo caso, si alguien dudaba, la solución era simple, hacer profesión de fe absoluta, esperando que "dios" supliera la duda y confirmara y dejara atrás la duda.

Esta forma "recetaria" de vivir la fe cristiana tuvo repercusiones nefastas, entre otras podemos citar la inquisición como tribunal administrador de los juicios de valor unicos y verdaderos. También las predicaciones condenatorias de grupos y colectivos de personas que no siempre pensaban del modo "oficial". De fondo podemos decir que la ausencia de la duda formó personas e instituciones intolerantes.

Viene esto a colación después de ver la película "DUDA", en donde Meryl Streep y Phillip Seymour Hoffman, nos ofrecen una magistral actuación en donde la relación entre un par de monjas, un alumno de una escuela católica y un sacerdote, están marcadas por la confianza en un juicio de valor absoluto sobre las personas.

El problema de creer que nuestra intuición es un juicio final pone en riesgo la ternura y la misericordia a tal punto que degrada lo humano. Algunos dirán que es una crítica al catolicismo, yo diría que no, es más bien una crítica al mundo de occidente que forjó su identidad moral en una instutición religiosa (cristiandad y no cristianismo), incapaz de darse la oportunidad de ser vulnerable. Es, creo yo, una crítica constructiva, que nos pone a pensar en la necesidad de formarnos desde una adecuada Antropología Teológica para alcanzar una mejor comprensión del binomio Gracia-Pecado.

Al final, la duda sobre el juicio absoluto que ha destruido a varias personas en la película, es lo que hace que quien ha emitido dicho juicio comience su camino de redención. Darse cuenta de que, tal vez, nuestro juicio es tan solo una forma, muy vedada y parcial, de una realidad y que el otro tal vez no es como hemos pensado, es para cualquier ser humano, el principio de su propia redención, porque a su vez es el principio para ser misericordioso. Total, una película que vale la pena, sobretodo en estos días de cuaresma.

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