lunes, 19 de mayo de 2008

Entre giras por aldeas, trabajo de casa y una novela interesantísima...


Que va, el tiempo corre y no se detiene, presiento que ya no se detendrá... (no es mía esta frase la estoy escuchando de fondo, tengo puesto el disco de Timbiriche). Es cierto, el tiempo corre y aunque me doy cuenta de ello, va siendo cada vez menos el espacio que tengo para pensar en ello. Es la ventaja de estar viviendo ¿no lo creen?


En estas dos semanas he podido realizar alguna que otra cosa que creí que no iba a poder hacer, sin embargo, las hice. Una de ellas fue mi primera gira por aldeas del mundo Keqchí de Cahabón para celebrar con ellos la fe. Aunque soy guatemalteco, soy lo que el mundo maya y el no maya ha dado por definirse como ladino, lo cual me hace un tanto lejano de las costumbres propias de este mundo maya-keqchí. Cada día visite dos aldeas, por suerte podía entrar en carro, pero eran unas carreteras que te dejan hecho pedazos, pura terraceria y piedras, manejando a la buena de Dios por dos horas para llegar a ver a un pequeño grupo de personas que alegres esperaban al padre con un rico caldo de gallina o de pavo. Lamentablemente desde el primer día me hizo daño y no pude comer el resto de días que anduve por la montaña.


En cada aldea eran misas de hasta 4 horas, con mucho rito maya, para mi era algo nuevo y extraño, y aunque tengo mis comentarios sobre cómo se esta llevando a cabo esa implementación que viene de la iglesia de San Cristóbal de Las Casas, me los reservo para cuando el equipo que andamos por aquí nos reunamos. Fueron 6 días arduos pero logre llegar al final y ahora a la espera de la próxima gira.


Al volver a Cobán me reuní nuevamente con los alumnos laicos de teología y seguimos trabajando el texto "Creer que se cree" de Gianni Vattimo, les está interesando muchísimo. El tema que nos compete es ¿Cómo hablar de Dios en un mundo secularizado? no cabe duda que las clases de mis profesores, amigos y hermanos: Angel Maestro, Chús Díaz, Ricardo de Luis y Javi Carballo, me están sirviendo mucho ahora. También me ha tocado preparar un taller para jóvenes sobre el Evangelio de Marcos, ha sido una buena sentada preparando el material.


Por último he podido terminar la novela que mi hermano y amigo Carlos Irías me obsequió en los días de la ordenación: "La mujer de mi vida" de la chilena Claudia Guelfenbein. Simplemente inesperada. Me ha hecho pensar mucho en el costo que tienen, siempre, nuestras decisiones. Como dicen los economistas todo tiene un "costo oportunidad", estar aquí o hacer tal o cual cosa hace que renuncies a otra, y en el mejor de los casos dejas en suspenso algo que quieres por buscar el bien mayor. En fin, espero poder hacer una entrada dedicada a esta novela. De momento enfilo para preparar algo sobre Cultura y Desarrollo en la Populorum Progressio de Pablo VI.

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