sábado, 2 de agosto de 2008

Encuentros y desencuentros...

Nada nuevo bajo el sol. O quizá todo es nuevo. Estas dos, casi tres, semanas sin escribir contienen una fuerte dosis de nostalgias. No encuentro otra definición mejor para tratar de definir eso que queda después de la intensidad de encuentros que como siempre terminan con un desencuentro, con un hasta luego.

Lo malo de la intensidad del encuentro humano es que nos deja con esas ganas de volver a los lugares en los que uno amó la vida. El encuentro con mis hermanos de México y Centroamérica en el curso de Teología de la Misión que dimos en Cobán durante un mes, el encuentro con Erick, Fausto, Freddy y compañía ltda., en los últimos días en diferentes espacios en la capital, el encuentro con mis profesores y profesoras de secundaria. El desencuentro conmigo mismo y la búsqueda de mi ser más profundo que se diluye en el día día, en cada hora en la que decido no seguir siendo el mismo para ser fiel a lo que soy.

Decía aquel grupo mexicano Mexicanto, que la vida se construye por instantes, y otro instante es este, el de existir. Es sábado, la lluvia cae, y me tomo un poco de tiempo para compartir este sentimiento con el ordenador, que no es otra cosa que compartir lo que siento con quien lee este blog. De momento es todo. Sobre cada encuentro, espero escribir más adelante.

1 comentario:

Jose Pablo Ureña dijo...

"Uno se despide insensiblemente...
Uno vuelve siempre a los viejos sitios en que amó la vida...
Por eso muchacho no partas ahora soñando el regreso,
Que el amor es simple, y a las cosas simples las devora el tiempo".

No podía no ponerlo jeje.

Sentarse solo y lleno de nostalgias, frente a la compu y sacando todo en un espacio que ni siquiera existe táctilmente. Dime si no es esto una muestra de la soledad que ya más de una vez hemos hablado. Lo digo triste y feliz, pero cómo se depende de este mecanismo, me parece extraño y a este punto ya no se qué pensar, se me hace un revoltijo en la cabeza. Alguna luz? qué opinas?

Saludos, suerte