lunes, 28 de abril de 2008

El miedo nos paraliza y nos vuelve irresponsables...

Hace exactamente una semana, el lunes pasado, me fui a la capital para hacer una serie de trámites de la casa y aprovechar para participar en las actividades en torno a la memoria del martirio de Mons. Juan Gerardi, obispo guatemalteco asesinado por trabajar en favor de la Memoria histórica de las víctimas de 36 años de guerra interna en esta nuestra Guatelinda.

Como es costumbre me fui a dormir al convento de Santo Domingo, casa principal de los dominicos en la Nueva Guatemala de la Asunción. Estando ya en la cama, durmiendo placidamente, (era casi la una de la madrugada), cuando me despertaron unos gritos en la calle, junto a las ventanas de las habitaciones del convento. Un chico gritaba pidiendo auxilio porque dos ladrones lo querian asaltar y lo amenazaban con cuchillos. La policia nacional está a escasos 25 metros de donde el muchacho gritaba. Mientras escuchaba como pedia auxilio, me sentia envalentonado para salir corriendo o hacer bulla para que los ladrones se fueran o se dieran cuenta que los estabamos viendo. Pero de pronto el miedo de que me reconocieran y que luego fueran a por mi, me paralizo. No pude ser solidario, ni siquiera grite, y como todos los vecinos que estabamos viendo detrás de las cortinas, me calle y me convertí en una sombra de la noche, una sombra cómplice del ataque a otro ser humano que pude ser yo mismo. +

No sé quienes han orquestado esta violencia maldita que nos aqueja, lo cierto es que todos, o la mayoría al menos, estamos con miedo, y eso nos hace irresponsables y faltos de compromiso. pero también surje el miedo pues ser responsable y comprometido puede hacernos costar la propia vida. De momento yo sigo paralizado y me duele pensar que no asumí la responsabilidad de ayudar a otro ser humano a esquivar el peligro de la violencia de los violentos.

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